jueves, 26 de mayo de 2011

Hay una metáfora acurrucada en el tercer rincón.
Le pregunto si tiene frío, pero no me contesta. Le pregunto si tiene hambre, sed, sueño, pero sólo me mira.
-¿Metonimia o sinécdoque? Digo para azuzarla; sé muy bien que es una metáfora, imposible no darse cuenta.
Debo haber herido su orgullo porque, aunque muda, se pone de pie y mientras lo hace alisa su vestido de tules. De allí salen hadas, duendes, tardes de sol, lunas de todo tipo, animalitos, dulzuras, ternuras y mucho más. Me da mucha risa pero no quiero ofenderla; recojo las hadas, los duendes, las tardes de sol, las lunas y todo lo demás y los dejo sobre el escritorio.
Cuando termina de erguirse la miro. Es lo más hermoso que vi. Sonríe dos o tres palabras y antes de deslizarse hasta el libro me regala un unicornio pequeño.
¿Se habrá escapado? ¿Se habrá perdido?

2 comentarios:

  1. Se transformo en ésta entrada seguro.

    Saludos

    J.

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  2. Todos tenemos una metáfora en el rincón no?
    Se escapa...siempre se escapa...para regresar transformada!

    (M)

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Pegame y decime Marta