lunes, 9 de mayo de 2011

Chapaymanta y su mala suerte

El intendente abrió la temporada de clásicos en el flamante teatro Chapaymanta que, después de varios años de empeño –tozudez decían algunos- y sacrificio, la Asociación de residentes bolivianos, erigió como un agradecimiento para ese pueblo del sur que los supo albergar sin demasiados inconvenientes.
Si bien la función de estreno fue un éxito, actores y operarios, después del brindis se reunieron inquietos.
Hubo quienes –los más optimistas- abogaron por darle un tiempo al lugar, “¡pero si recién se inaugura!”. Ganaron los contrarios, por supuesto.
El tema es que a Chapaymanta le faltaba un fantasma y conocido es que un teatro sin fantasma bien podría ser una sociedad de fomento o cualquier otra cosa, pero menos un teatro que se precie de tal.
El sindicato de actores, el de tramoyistas, el de costureras, etc., dictaminaron: se suspenden las actividades hasta tanto no se cuente con un fantasma, como los teatros de las grandes ciudades.
El pueblo entero se puso en campaña ¿pero cómo conseguirlo? Se presentaron dos o tres suicidas para poder llevar a cabo su última tarea sobre el escenario y perpetuarse así por toda la eternidad y de paso hacerle un favor al público deseoso de los espectáculos pendientes.
Cuando me fui, todavía estaban a la espera del fantasma y la Comisión Directiva de la A.R.B. al borde del colapso. Espero que al volver hayan reabierto la temporada.


Imagen extraída de Internet.

2 comentarios:

  1. que bueno!me encantó. eso de conseguir el fantasma para un teatro, que ocurresia genial. aca hay mucha tela para cortar, yo ya me hice la cabeza con una novela entera, de personajes del pueblo que no conciguieron su estatua en la plaza y quieren ser fantamas, o de los espiritus que se proclaman dueños del teatro. dale forma, es realismo magico.

    pancho

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  2. Si sé de algo me gustaría ayudar a esa gente, aunque no soy muy adepto al teatro...

    Saludos

    J.

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Pegame y decime Marta