Ahora resulta que si no escribís poesía “testimonial”, en lo posible desprejuiciada (porque sos actual y rebeldito/a), sos un/a poeta anacrónico/a.
Andá…… Ah, para estar “at the top”, debés escalonar tu esmerada obra, seguime: tenés que poner una palabra debajo de la otra, como mucho dos, sino, no es poesía moderna.
Poesía “testimonial actual”
Me ajusta
la bombacha
Será
porque
habré engordado
O
quizá
porque
es de
mala calidad
Y
encogió
al lavarla.
Poesía como en los viejos tiempos (no tan viejos)
El cuerpo ya no es el mismo
¿Habré de echarle
La culpa al tiempo?
Ahora tengo un sinfín de mariposas
En mi cintura
Y un ejército de grillos
En estas caderas
Que tanto han bailado
Al compás.
¿Importa entonces
Después de haber vivido
La alegría
Que la ropa
-la misma ropa-
Se incomode al sentirme?
Suponete que no te gusta la poesía, que no sabés nada de ella y que mucho menos te gustan éstas dos, ¿pero cuál elegirías?
Da para mucho el tema, otro día seguimos.
Hace falta que muchos de los que se autodenominan ''críticos'' o ''periodistas de género'' aprendan, antes de opinar, a escribir.
ResponderEliminarPero claro, si lo decimos en voz alta nos van a tildar de intolerantes y de querer coartar la libertad de expresión de los demás...
En fin, lo mejor es hacer lo que uno siente y no lo que otro (cualquiera) dice que hay que hacer.
Saludos y Suerte
J.
Marta: a mi me gusta la segunda.
ResponderEliminarCreo que la poesía debe salir del alma. Si, quitar palabras que estan de más y no aportan a los versos. Pero eso de escribir, como se usa, no lo entiendo.
Ahora que, dentro del estilo que hablas en tu entrada, encontré este poema de jacques Prévert, que siempre me gustó.
Desayuno
Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.