viernes, 29 de abril de 2011

Y comieron perdices

Y se casaron el Guille y la Cati.
Y todo fue “glamorosamente austero” según lo esperado para una monarquía en franca decadencia con urgencia por un cambio.
Y hubo el exagerado protocolo, también dispensas.
Y, como en toda celebración, ridículos.
Y fanfarrias, buena música –me gustó mucho-, árboles dentro de la abadía y muchos códigos entre la real pareja.
Y simbolismos hasta hartarse, siempre y cuando se tuviera a mano quien pudiera explicarnos, como, por ejemplo, por qué la reina escogió ese amarillo patito de plástico, que, según los que saben, simboliza el poder…
Y terminó.
Y a mí qué me importa.
Felicidades.
Pan (“El pan de la locura”, si querés, pero en este caso los sucesos poco parecen afectar a los protagonistas)
Y circo.

2 comentarios:

Pegame y decime Marta