Me encierra el gris. Me secuestra, me inmoviliza.
Me hace recordar y gastar el tiempo en actividades que tenía olvidadas. Me asombra –siempre-, me cansa.
Gris desde la ventana. Desde la mañana hasta la noche. Gris el techo y su peligro. Los árboles, las calles, los bancos de las plazas. Vos, yo.
Y a cuidar el agua, no te olvides. Y no salgas si no hay necesidad. Y para colmo, con una gripe como la mía es peor.
Hubo un poco de calma pero ahora otra vez el viento cambió y el gris que vuelve. Pobre gris vilipendiado. Quizá se haya sentido bien aquí, tranquilo, y por eso regresa. Pero parece que el blanco también quiere tener presencia y si es así el peligro del techo se acrecentará.
No estamos tan mal como otros, mirá desde la parte positiva, por lo menos tenemos luz.
Conducí con cuidado, por favor.
Hace días que estoy engripada y se me hace muy cansador estar sentada a la compu, mil disculpas si no visito sus blogs, ya pasaré y me pondré al día.